A medida que el mundo se va conectando y digitalizando, asistimos al auge de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), la realidad virtual (VR) y la cadena de bloques (blockchain), entre otros. Pero esta superautopista digital es mucho más que la conexión en red de computadores.
En la década de 1960, J.C.R. Licklider presentó al público la idea de una “Red Intergaláctica de Computadoras” que se popularizó con rapidez. Luego, mediante la investigación de transmisiones electrónicas de datos, los informáticos desarrollaron el concepto de «conmutación de paquetes», lo cual influyó significativamente en la creación de Internet, al usarlo como uno de sus principales componentes estructurales. Ya en 1969, la Red de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada o ARPANET creó el primer prototipo viable de Internet, que usó la conmutación de paquetes, y que permitió la transmisión del primer mensaje el 29 de octubre de 1969. Fue una comunicación de «nodo a nodo», lo que significa que era de un computador a otro. Gracias al trabajo de Robert Kahn y Vinton Cerf, la tecnología creció considerablemente durante la década de 1970, quienes desarrollaron el Protocolo de Control de Transmisión y el Protocolo de Internet, también conocido como TCP/IP. Este modelo específico establece estándares sobre cómo se pueden transmitir los datos entre múltiples redes y en enero de 1983, dio paso a la creación de una «red de redes».
Es posible que la idea común de Internet sea un sistema de acceso a la información mediante navegadores web, pero es mucho más que eso. Internet es una red de intercambio de datos y de comunicación a distancia entre redes informáticas y usuarios finales. Allí se enlazan dispositivos en todo el mundo a una red internacional de redes informáticas que utilizan el conjunto de protocolos del Protocolo de Control de Transmisión/Protocolo de Internet (TCP/IP) para intercambiar paquetes de datos. Es por ello, mejor entender el Internet como una red global descentralizada que facilita el libre flujo de información tanto entre personas, empresas, países y organizaciones mundiales, como entre dispositivos. Y es su arquitectura de red abierta, descentralizada y de extremo a extremo, lo que facilita una sólida colaboración en red, el intercambio de información y la creación de conocimiento colectivo. Internet permite que cualquier persona con un ordenador, teléfono u otro dispositivo conectado a la red comparta información, colabore con otros y acceda a una gran cantidad de recursos.
El Internet de las cosas (IoT)
Llamado (IoT) por sus siglas en inglés (Internet of Things) se refiere a la creciente conexión de dispositivos físicos, sensores, edificios, vehículos y otros elementos a las redes informáticas y entre sí. La IoT nos permite conectarnos a distancia a los dispositivos y controlarlos, al tiempo que recopilamos valiosos datos sobre los patrones de uso y el estado de los dispositivos. Esta red de dispositivos puede darse al conectarse entre sí y a la nube, y pueden incluirse desde dispositivos vestibles como rastreadores de fitness y relojes inteligentes, hasta electrodomésticos inteligentes como lavadoras y bombillas, pasando por coches conectados y dispositivos médicos. Así, la fluida recolección e intercambio de datos ayuda a las personas y a las empresas a tomar decisiones más inteligentes, con un mayor grado de precisión y análisis.
Curaduría de datos, redes sociales y nuevos negocios basados en datos y análisis
En lugar de presentar aleatoriamente la información de un usuario a otro, las empresas de tecnología descubrieron que podían utilizar la información que recopilaban sobre los comportamientos de los usuarios para adaptar el intercambio de información a los intereses de estos. Así nació el «algoritmo social», y las empresas de aplicaciones web crearon un nicho de mercado a través de la especificidad. Mientras los usuarios descubrían que podían comunicarse con personas de todo el mundo, las empresas propietarias de estas aplicaciones descubrían que podían convertir la información recopilada en una importante fuente de ingresos.
Sin embargo, el objetivo de Internet es permitir una información compartida, no censurada, no curada y autorizada, que sea independiente de las aplicaciones web y de la influencia que éstas ejerzan sobre la información. Por esto opino que la información debería ser gestionada por el verdadero propietario de los datos, el usuario, y no por las aplicaciones web y sus creadores.
Blockchain: lo que está por venir
Ahora bien, con el auge de blockchain, Internet está a punto de sufrir una gran transformación. Hay que darse cuenta de que blockchain no es sólo una tecnología, sino una forma fundamentalmente nueva de pensar en los datos que creará una nueva iteración de Internet.
No hay duda de que blockchain llegó para quedarse y puede coexistir con la infraestructura de Internet actual. Sin embargo, para aumentar la seguridad y la independencia, las estructuras blockchain pueden convertirse en el futuro de la conectividad entre pares. Teniendo en cuenta esto, se podría decir que los datos almacenados en las cadenas de bloques pueden ser definidos como “datos personales” para los propósitos de la regulación colombiana y, por lo tanto, los datos almacenados en los bloques y en las llaves públicas podrían ser cobijadas por la normativa vigente.
Los datos almacenados en una cadena de bloques son inmutables, irrevocables y están firmados criptográficamente, por lo que son probadamente auténticos y autorizados (o probadamente inauténticos y no autorizados). Todo el mundo sabe quién es el propietario y el originador de todos los datos, y todos los datos pueden ser confirmados en cuanto a su fuente y autenticidad. Esto aumenta la confianza en la fiabilidad de los datos. Es así que a medida que las empresas descubren e implementan aplicaciones nuevas, la tecnología de cadena de bloques continúa evolucionando y creciendo.
Así, podemos decir que el Internet de las cosas y la cadena de bloques son sólo algunos ejemplos de cómo Internet está creciendo y cambiando, y con ello, no hay duda de que Internet ha cambiado por completo nuestra forma de vida.